Revive el terror en Rotolandia
Réplicas de hasta 6 grados provocan pánico en Concepción y Talcahuano
En Constitución la gente también corrió asustada por la alarma de tsunami.
Santiago, (Agencias).- Dos réplicas de 5,9 y 6 grados en la escala Richter, según los datos del Servicio Sismológico de Estados Unidos, hicieron temblar nuevamente ayer las ciudades de Concepción y Talcahuano, generando escenas de pánico entre la población, que se echó inmediatamente a correr hacia zonas altas.
Falsa alarma
Nada más producirse los temblores, y ante las críticas por no haberse informado del maremoto tras el seísmo del sábado, tanto la Armada como la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) se apresuraron a descartar una alerta por tsunami para estas dos localidades. “Las características del sismo no reúnen las condiciones necesarias para generar un tsunami en las costas de Chile”, indicó Onemi. Según informan algunos medios, los bomberos de Talcahuano, una localidad portuaria, habían advertido a la población de un posible tsunami. En Constitución también se habrían producido advertencias similares por parte de los carabineros.
La gente corrió
Según la enviada especial de BBC Mundo a Concepción, Valeria Perasso, la gente corrió por las calles hacia zonas más altas tras escucharse la sirena.
Perasso agregó que tuvieron que correr hasta el auto y salir a un espacio más abierto debido a que estaban filmando junto a un edificio a medio caer. Las mismas escenas de angustia se vieron en la localidad de Constitución, más al Norte.
“Las fuerzas de seguridad nos informaron que debíamos evacuar el área porque había alarma de tsunami. Estábamos trabajando en una zona de rescate, junto a un edificio que está partido en dos y está en riesgo de derrumbe permanente. La alerta fue suministrada por los bomberos y nos obligó a correr al auto y tratar de salir hacia un lugar más despejado. Pero hubo una corrida generalizada y atascos de autos en las salidas”, relató la enviada especial de BBC Mundo a Concepción, Valeria Perasso.
Difícil escape
Las sirenas y bocinas estremecieron las calles y los habitantes de la ciudad comenzaron a desplazarse hacia las zonas más altas.
“El centro de la ciudad está destrozado por el terremoto mayor, así que cualquier movimiento puede generar derrumbes en decenas de edificios viejos, que a simple vista parecen estar a punto de colapsar. Hay centenares de cables de electricidad colgando, grietas, escombros y mucha basura, con lo que intentar una salida rápida por esas arterias se vuelve complicado y riesgoso”, agregó Perasso.
En cuanto la alerta de tsunami fue desmentida, vehículos con altavoces recorrieron el centro repitiendo el mensaje: “Falsa alarma. Ha sido una falsa alarma”.
Radioemisora
También la radio local jugó un papel fundamental: allí se transmitió el mensaje de la Marina de Chile y la Onemi, desmintiendo la llegada de olas gigantescas a estas costas del sudoeste chileno, para tranquilizar a las miles de personas que protagonizaron una escena de incipiente pánico colectivo.
“Antes, se había sentido una réplica fuerte, mucho más intensa que las que se suceden cada noche, que nos obligó a desplazarnos hacia un espacio abierto. Duró poco y luego constatamos que se trató de un movimiento de 5,9 grados en las escala de Richter que tuvo su epicentro muy cerca de Concepción, hacia el océano Pacífico. Aunque las autoridades aclararon luego que las condiciones de ese sismo no podían generar un tsunami”, informó la corresponsal de BBC Mundo. Sin embargo, la calma ya ha vuelto a la capital de la región de Bío Bío.
Lágrimas de Bachelet
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, reconoció ayer con lágrimas en los ojos que los muertos del terremoto y los tsunamis superarán los más de 800 reportados, mientras fuertes réplicas revivieron el terror en las zonas devastadas.
En la ciudad de Concepción, una de las más devastadas por el terremoto, cientos de personas corrieron a la desbandada ayer por la tarde cuando la tierra volvió a rugir con al menos cuatro réplicas de magnitud superior a 5. “Tengo la impresión de que van a haber más muertos”, dijo Bachelet con la voz entrecortada en una entrevista radial.
La Armada dio un paso al frente y reconoció que no avisó a tiempo sobre los devastadores tsunamis, cuyas olas de hasta 15 metros barrieron la costa del centro y Sur del país. Según un documento obtenido por el diario El Mercurio, la Armada creyó que el epicentro era en tierra y por lo tanto no había riesgos de tsunami. Luego, al constatarse que era en realidad un maremoto, la Armada dio un alerta que, sin embargo, levantó apresuradamente cuando aún olas gigantes se dirigían hacia la costa.
Bachelet, quien finaliza su mandato la próxima semana, dijo que no era hora una caza de brujas, sino de que los chilenos se unan para sacar al país adelante. Pese a que a autoridades dijeron que lo peor ya pasó, ayer todavía había cientos de personas que se negaban a bajar de los cerros donde corrieron a buscar refugio por temor a nuevos tsunamis. Bachelet dijo que Chile vive una “suerte de angustia y psicosis colectiva”.
BOLSA NO REPUNTA
El Gobierno intentó calmar a la población y aseguró que no hay desabastecimiento de comida ni combustible. El costo de la catástrofe es aún incierto, aunque algunos especialistas han calculado los daños en al menos unos 30.000 millones de dólares.
La Bolsa de Valores de Santiago cayó ayer 1,3 por ciento, arrastrada por empresas que operan en las zonas afectadas por el sismo y los tsunamis. Chile, una de las economías más estables de América Latina, fue golpeada por el sismo cuando trataba de recuperarse de una recesión causada por la crisis financiera global.
La industria del cobre, del que Chile es el mayor productor mundial, retomó la producción en todas sus minas tras sufrir interrupciones de electricidad por el sismo del fin de semana.
Aeropuerto
Pero el caos el miércoles en el dañado aeropuerto de Santiago, donde cientos de turistas intentaban abandonar el país, daba una idea de cuánto afectó el sismo el funcionamiento de Chile. En Santiago, donde la mayoría de los edificios resistió el terremoto, las autoridades temían sin embargo por el derrumbe de algunas construcciones nuevas.
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