viernes, 22 de marzo de 2013
martes, 5 de febrero de 2013
Lo que no debemos callar
Santiago Berrios
“Primero mar y luego gas” (?)
Según noticias sobre la reunión del CELAC, Evo Morales Ayma, en su condición
de Presidente de nuestro país, se dice que habría formulado una propuesta
pública al gobierno de Chile, y en pleno discurso ante el pleno de aquella
organización, consistente en la entrega de gas a cambio de una salida al mar a
Bolivia, lo que significa que se estaría produciendo una modificación a la
original decisión de iniciar una demanda ante la Corte Internacional de la
Haya.
No quisiéramos admitir que aquella propuesta hubiera sido originada en la institución denominada Diremar, la misma que ha sido encargada a personas que no tienen idea de lo que significan las relaciones internacionales, menos tienen idea de lo que es una política de Estado. Con razón acaba de decir el presidente Evo que sus abogados siempre le hacen incurrir en equivocaciones. La solución es echar a esos profesionales que, por su mediocridad, no pueden ser apoyo en el manejo del Estado y el poder.
Sería lamentable si aquel ofrecimiento fuera cierto, porque se estaría demostrando la fragilidad de la diplomacia boliviana, que de tal no tiene nada, así como el fracaso de Diremar ante un problema más que centenario. Ese tipo de errores en materias de suma importancia no son admisibles en ninguna parte del mundo.
Lo lamentable es que Evo Morales Ayma, en su condición de Presidente de Bolivia, no cuente con académicos en esta materia y continúe improvisando a “amigos” de su entorno, que lo único que están haciendo es simplemente percibir un salario sin ninguna respuesta correcta a los intereses del país.
Lo curioso es que hace meses se convocó a expresidentes y excancilleres de nuestro país, en cuya reunión seguramente se escuchó opiniones diversas sobre el tema, pero a la postre nada se hizo conocer a la ciudadanía.
No se debe olvidar que en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada se pretendió entregar el gas a través de territorio chileno, por lo cual se produjo el levantamiento de los bolivianos, particularmente de los alteños el 17 de octubre sangriento, porque se consideraba una suerte de traición a la Patria por parte de ese gobierno, y que hoy se pretenda asumir la conducta de aquel ex Presidente, incurriendo en la misma definición de aquella época, no es admisible.
Un exdiplomático boliviano, hace pocos días, considerando la hipótesis de que sea formulada la demanda ante la Corte Internacional de La Haya, y refiriéndose al Magistrado Mohamed Bennouna, decía que esta autoridad podría preguntar al Estado Boliviano: “¿consideran ustedes, en tanto que consignatarios del tratado de 1904, que podían en esa fecha, conforme al derecho internacional general, blandir el argumento de que dicho tratado fue impuesto por el uso o la amenaza de la fuerza y que, por tanto, es inválido?”, si tenemos en cuenta que (en criterio de dicho internacionalista) el derecho internacional a fines del Siglo XIX e inicios del Siglo XX se dividía en derecho de la paz y derecho de la guerra. Eso quiere decir que será necesario indagar si entre 1879 y 1904 los principios de derecho internacional eran los mismos que los de ahora y así tener la posibilidad de acudir a la Corte Internacional de La Haya.
Por lo demás recomendamos hacer una buena selección de internacionalistas para diseñar una estrategia para la reivindicación marítima, que es un objetivo nacional permanente.
No quisiéramos admitir que aquella propuesta hubiera sido originada en la institución denominada Diremar, la misma que ha sido encargada a personas que no tienen idea de lo que significan las relaciones internacionales, menos tienen idea de lo que es una política de Estado. Con razón acaba de decir el presidente Evo que sus abogados siempre le hacen incurrir en equivocaciones. La solución es echar a esos profesionales que, por su mediocridad, no pueden ser apoyo en el manejo del Estado y el poder.
Sería lamentable si aquel ofrecimiento fuera cierto, porque se estaría demostrando la fragilidad de la diplomacia boliviana, que de tal no tiene nada, así como el fracaso de Diremar ante un problema más que centenario. Ese tipo de errores en materias de suma importancia no son admisibles en ninguna parte del mundo.
Lo lamentable es que Evo Morales Ayma, en su condición de Presidente de Bolivia, no cuente con académicos en esta materia y continúe improvisando a “amigos” de su entorno, que lo único que están haciendo es simplemente percibir un salario sin ninguna respuesta correcta a los intereses del país.
Lo curioso es que hace meses se convocó a expresidentes y excancilleres de nuestro país, en cuya reunión seguramente se escuchó opiniones diversas sobre el tema, pero a la postre nada se hizo conocer a la ciudadanía.
No se debe olvidar que en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada se pretendió entregar el gas a través de territorio chileno, por lo cual se produjo el levantamiento de los bolivianos, particularmente de los alteños el 17 de octubre sangriento, porque se consideraba una suerte de traición a la Patria por parte de ese gobierno, y que hoy se pretenda asumir la conducta de aquel ex Presidente, incurriendo en la misma definición de aquella época, no es admisible.
Un exdiplomático boliviano, hace pocos días, considerando la hipótesis de que sea formulada la demanda ante la Corte Internacional de La Haya, y refiriéndose al Magistrado Mohamed Bennouna, decía que esta autoridad podría preguntar al Estado Boliviano: “¿consideran ustedes, en tanto que consignatarios del tratado de 1904, que podían en esa fecha, conforme al derecho internacional general, blandir el argumento de que dicho tratado fue impuesto por el uso o la amenaza de la fuerza y que, por tanto, es inválido?”, si tenemos en cuenta que (en criterio de dicho internacionalista) el derecho internacional a fines del Siglo XIX e inicios del Siglo XX se dividía en derecho de la paz y derecho de la guerra. Eso quiere decir que será necesario indagar si entre 1879 y 1904 los principios de derecho internacional eran los mismos que los de ahora y así tener la posibilidad de acudir a la Corte Internacional de La Haya.
Por lo demás recomendamos hacer una buena selección de internacionalistas para diseñar una estrategia para la reivindicación marítima, que es un objetivo nacional permanente.
domingo, 27 de enero de 2013
Bolivia tiene menos de un año para denunciar o renegociar todos los tratados internacionales
Por mandato de la CPE, el país debe analizar todos los acuerdos bilaterales y multilaterales hasta el 22 de enero del próximo año, incluyendo el Tratado de 1904.
Los foros internacionales en los que Bolivia tiene presencia podrían verse afectados si no se debate la vigencia de los tratados bilaterales y multilaterales. |
Con la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) y la nueva estructura jurídica que implica su aplicación, el país debe considerar y analizar todos los acuerdos y tratados internacionales hasta el 22 de enero próximo, por lo que el tiempo apremia y la causa marítima también está incluida en el debate.
El Tratado de 1904 como ya anticipara el investigador Víctor Hugo Chávez, es el más importante acuerdo que el Estado debe denunciar o renegociar para que no contradiga a la Carta Magna, siendo un tema que el Gobierno deberá apurar en el marco de la demanda marítima y el pedido expreso, también constitucional, de un retorno a las costas del Pacífico con soberanía.
La novena disposición transitoria de la Carta Magna señala que los tratados anteriores a la Constitución y que no la contradigan se mantendrán en el ordenamiento jurídico, mientras que “en el plazo de cuatro años desde la elección del nuevo Órgano Ejecutivo (2009), éste denunciará y en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución”.
Sobre el tema, se evidencia una falta de conocimiento por parte de los legisladores bolivianos, que al ser consultados manifestaron que se trabajará en estos tratados y convenios durante esta legislatura, pero aún esperan un informe de parte de la Cancillería del Estado que es la encomendada al caso.
El Movimiento Al Socialismo (MAS) apunta abordar los temas de tratados internacionales en la Asamblea Legislativa a partir de esta gestión, porque consideran que esta instancia debe reforzar el tratamiento que se realiza a los acuerdos internacionales con otros países a través de la Cancillería.
El diputado oficialista, Roberto Rojas, señaló que de acuerdo a la nueva Constitución Política del Estado (CPE), todos los legisladores tienen la obligación y el derecho de a tratar los temas internacionales ya que en los últimos años no sucedió este aspecto, por lo que varios temas fueron obviados.
Resaltó que uno de los temas fundamentales es la revisión de los tratados internacionales de Bolivia con otros países, tomando en cuenta que la nueva carta magna establece que los acuerdos internacionales anteriores a la constitución y que no la contradigan mantendrán su orden jurídico, sin embargo, de no ser así el Estado boliviano tiene un plazo de cuatro años después de la posesión del Órgano Ejecutivo, que fue en diciembre de 2009.
“Creemos que va ser muy importante que abordemos estos temas principalmente en la comisión de política internacional, para conocer cómo andan estos acuerdos y ver qué acciones tomar en adelante”, dijo.
Por su lado, el diputado de Convergencia Nacional (CN), Tomas Monasterios, señaló que el país en su conjunto principalmente las autoridades competentes deben estar atentas a los plazos de denuncia para la renegociación de los tratados internacionales que no estén en base a la Constitución Política de Estado (CPE).
El asambleísta expresó su preocupación sobre el plazo de un año que le queda al país para denunciar los tratados que contradigan al ordenamiento constitucional, ya que al menos en la Asamblea Legislativa no se tocó el tema hasta el momento.
“Al menos en los últimos tres años que estuve en la Asamblea no hemos hecho análisis de alguna adecuación constitucional, nunca se abordó estos temas, pero me parece muy importante que lo hagamos, tomando en cuenta que son de interés del país además de que si existe el plazo de un año para la revisión de los tratados internacionales, entonces debemos empezar a debatirlos y estar atentos”, puntualizó.
EL DIARIO intentó obtener mayor información sobre los tratados internacionales que se encuentran en carpeta a través de la Cancillería, pero la funcionaria Consuelo Ponce, tras comprometerse a facilitar una lista, nunca brindó información pese a la insistencia de este medio que considera que la opinión pública merece tener información, sin polémica, sobre los acuerdos que pueden afectar a toda la sociedad.
El Tratado de 1904 como ya anticipara el investigador Víctor Hugo Chávez, es el más importante acuerdo que el Estado debe denunciar o renegociar para que no contradiga a la Carta Magna, siendo un tema que el Gobierno deberá apurar en el marco de la demanda marítima y el pedido expreso, también constitucional, de un retorno a las costas del Pacífico con soberanía.
La novena disposición transitoria de la Carta Magna señala que los tratados anteriores a la Constitución y que no la contradigan se mantendrán en el ordenamiento jurídico, mientras que “en el plazo de cuatro años desde la elección del nuevo Órgano Ejecutivo (2009), éste denunciará y en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución”.
Sobre el tema, se evidencia una falta de conocimiento por parte de los legisladores bolivianos, que al ser consultados manifestaron que se trabajará en estos tratados y convenios durante esta legislatura, pero aún esperan un informe de parte de la Cancillería del Estado que es la encomendada al caso.
El Movimiento Al Socialismo (MAS) apunta abordar los temas de tratados internacionales en la Asamblea Legislativa a partir de esta gestión, porque consideran que esta instancia debe reforzar el tratamiento que se realiza a los acuerdos internacionales con otros países a través de la Cancillería.
El diputado oficialista, Roberto Rojas, señaló que de acuerdo a la nueva Constitución Política del Estado (CPE), todos los legisladores tienen la obligación y el derecho de a tratar los temas internacionales ya que en los últimos años no sucedió este aspecto, por lo que varios temas fueron obviados.
Resaltó que uno de los temas fundamentales es la revisión de los tratados internacionales de Bolivia con otros países, tomando en cuenta que la nueva carta magna establece que los acuerdos internacionales anteriores a la constitución y que no la contradigan mantendrán su orden jurídico, sin embargo, de no ser así el Estado boliviano tiene un plazo de cuatro años después de la posesión del Órgano Ejecutivo, que fue en diciembre de 2009.
“Creemos que va ser muy importante que abordemos estos temas principalmente en la comisión de política internacional, para conocer cómo andan estos acuerdos y ver qué acciones tomar en adelante”, dijo.
Por su lado, el diputado de Convergencia Nacional (CN), Tomas Monasterios, señaló que el país en su conjunto principalmente las autoridades competentes deben estar atentas a los plazos de denuncia para la renegociación de los tratados internacionales que no estén en base a la Constitución Política de Estado (CPE).
El asambleísta expresó su preocupación sobre el plazo de un año que le queda al país para denunciar los tratados que contradigan al ordenamiento constitucional, ya que al menos en la Asamblea Legislativa no se tocó el tema hasta el momento.
“Al menos en los últimos tres años que estuve en la Asamblea no hemos hecho análisis de alguna adecuación constitucional, nunca se abordó estos temas, pero me parece muy importante que lo hagamos, tomando en cuenta que son de interés del país además de que si existe el plazo de un año para la revisión de los tratados internacionales, entonces debemos empezar a debatirlos y estar atentos”, puntualizó.
EL DIARIO intentó obtener mayor información sobre los tratados internacionales que se encuentran en carpeta a través de la Cancillería, pero la funcionaria Consuelo Ponce, tras comprometerse a facilitar una lista, nunca brindó información pese a la insistencia de este medio que considera que la opinión pública merece tener información, sin polémica, sobre los acuerdos que pueden afectar a toda la sociedad.
sábado, 26 de enero de 2013
¿Diplomático y profeta?
Mientras el canciller Choquehuanca diga algunas cosas inofensivas, aunque sorprendan por su ingenuidad, nadie se preocupará más allá de lo que intranquiliza a la opinión pública, inquieta por el hecho de que el ministro y cabeza de la diplomacia boliviana no se ocupe de sus específicas funciones. El Canciller está en la vieja casona de la plaza Murillo para hacer diplomacia, no para idear cábalas ni conjeturas infundadas sobre la mente del hombre y el destino de la humanidad.
Hemos afirmado desde enero del 2006 -ya van ocho años- que siendo Choquehuanca una persona al parecer de buena índole -no siempre frecuente entre los masistas- no se está desempeñando en el lugar apropiado, en la cartera acertada. David Choquehuanca es un personaje eminentemente endógeno, de tierra adentro, lejano a la universalidad de conocimientos que requieren las relaciones internacionales. Seguramente que desde Ribbentrop no existe un canciller que esté tan convencido de que su país es el ombligo del mundo, como cree este esotérico ministro del Estado Plurinacional.
Sus afirmaciones sobre las piedras, las arrugas, la coca, la papalisa, la coca-cola, son asombrosas y causan pasmo e hilaridad entre sus colegas y el mundo culto. Ahora bien, lo que dice el Canciller, tanto como lo que, cosas más o menos, repite S.E., forman parte de un frondoso anecdotario que hoy nos avergüenza a los bolivianos, pero que, con el tiempo, quedará inscrito como los cuentos sobre Melgarejo y hasta con algunas exageraciones de yapa.
Hasta ahí, repito, nos abochorna a sus compatriotas, nos preocupa, pero qué le vamos a hacer, no vemos un peligro mayor. Sin embargo cuando don David se pone el poncho de la Bolivia profunda y se las da de profeta andino, las cosas cambian. Que el jefe de la diplomacia boliviana anuncie que a partir del próximo 21 de diciembre, en el venidero solsticio de verano, se inicia una nueva era de la humanidad, es grave. Que los indígenas dakotas de EEUU hubieran advertido que desde el sur aparecerán los “guerreros del arco iris” para devolver el equilibrio a la madre tierra, y que Choquehuanca interprete que esos guerreros son los collas aimaras y quechuas, preocupa.
¿Además de los indios dakotas el Canciller habrá consultado con los científicos de la NASA, por ejemplo? Porque es azaroso afirmar que “el 21 de diciembre de 2012, después de 25.625 años, nuestro Sol se alinea con el Sol central. El mismo día hay una alineación de los planetas después de 5.125 años y termina el calendario maya, tallado en piedras. Entonces hay varias cosas que van a pasar…”. Si esto no ha sido consultado con la NASA o sus equivalentes en India, China o Rusia, pensamos que el calculista es alguno de los nuevos funcionarios del Servicio Exterior o un yatiri, lo que es para echarse a temblar. ¿Qué discurso nos tendrá preparado el Canciller para el 22 de diciembre cuando ni los soles ni los planetas ni los meteoritos se hayan alineado y sigan en el mismo despelote cósmico?
El Canciller está utilizando un leguaje críptico, como es habitual en él -recuérdese la oración de Ghandi a S.E.- pero no sabemos si es por una estrategia o por supina ignorancia. Porque esta vez, con eso de que los collas dominarán al resto levantando la wiphala, está yendo muy lejos. Que sepamos los presuntos “guerreros del arco iris” sólo han podido conquistar Pando en toda su historia y sólo porque Pando fue traicionado desde dentro. Si hacemos memoria, los “guerreros del arco iris” no han sido hombres muy aguerridos que digamos. Bochincheros, sí; combatientes, no. Es peligroso confundir una revuelta callejera con una guerra internacional.
“No debemos de sentirnos mal cuando nos dicen colla”, dice el diplomático profeta. En ese lenguaje críptico se deja entrever -entre soles, planetas y meteoritos- que el Canciller anuncia el próximo dominio de aymaras y quechuas sobre el resto del país. Eso, que es racismo de alto vuelo, se está poniendo en marcha, en efecto, desde el primer día del gobierno del MAS. Pero vaya que es complicado el asunto, porque, tomado Pando a medias y con engaño, quedan todavía Santa Cruz, Beni y Tarija, además a los andinos mestizos y blancos en toda la República, que no están incluidos como legionarios de los “guerreros del arco iris”.
Con razón o sin ella, don Augusto Céspedes, el “Chueco”, denominó al presidente Daniel Salamanca como el “metafísico del fracaso”, responsabilizándole por los descalabros bolivianos en la campaña militar contra Paraguay. No vaya a ser que David Choquehuanca pase a la historia como otro “metafísico del fracaso”, por culpa de la deficiente gestión diplomática que está llevando a cabo, donde, si se mira objetivamente, todos los empeños que Bolivia ha emprendido se constituyen en un conjunto de frustraciones que no se detiene.
Pero, aún mucho más, cuando su lenguaje críptico, su metafísica, su esoterismo, y sus profesías -todo ininteligible- apuntan a desatar resentimientos y quién sabe si a enfrentarnos entre bolivianos, por un racismo trasnochado que él y S.E. dicen combatir con leyes absurdas que ellos son los primeros en violar.
Mientras el canciller Choquehuanca diga algunas cosas inofensivas, aunque sorprendan por su ingenuidad, nadie se preocupará más allá de lo que intranquiliza a la opinión pública, inquieta por el hecho de que el ministro y cabeza de la diplomacia boliviana no se ocupe de sus específicas funciones. El Canciller está en la vieja casona de la plaza Murillo para hacer diplomacia, no para idear cábalas ni conjeturas infundadas sobre la mente del hombre y el destino de la humanidad.
Hemos afirmado desde enero del 2006 -ya van ocho años- que siendo Choquehuanca una persona al parecer de buena índole -no siempre frecuente entre los masistas- no se está desempeñando en el lugar apropiado, en la cartera acertada. David Choquehuanca es un personaje eminentemente endógeno, de tierra adentro, lejano a la universalidad de conocimientos que requieren las relaciones internacionales. Seguramente que desde Ribbentrop no existe un canciller que esté tan convencido de que su país es el ombligo del mundo, como cree este esotérico ministro del Estado Plurinacional.
Sus afirmaciones sobre las piedras, las arrugas, la coca, la papalisa, la coca-cola, son asombrosas y causan pasmo e hilaridad entre sus colegas y el mundo culto. Ahora bien, lo que dice el Canciller, tanto como lo que, cosas más o menos, repite S.E., forman parte de un frondoso anecdotario que hoy nos avergüenza a los bolivianos, pero que, con el tiempo, quedará inscrito como los cuentos sobre Melgarejo y hasta con algunas exageraciones de yapa.
Hasta ahí, repito, nos abochorna a sus compatriotas, nos preocupa, pero qué le vamos a hacer, no vemos un peligro mayor. Sin embargo cuando don David se pone el poncho de la Bolivia profunda y se las da de profeta andino, las cosas cambian. Que el jefe de la diplomacia boliviana anuncie que a partir del próximo 21 de diciembre, en el venidero solsticio de verano, se inicia una nueva era de la humanidad, es grave. Que los indígenas dakotas de EEUU hubieran advertido que desde el sur aparecerán los “guerreros del arco iris” para devolver el equilibrio a la madre tierra, y que Choquehuanca interprete que esos guerreros son los collas aimaras y quechuas, preocupa.
¿Además de los indios dakotas el Canciller habrá consultado con los científicos de la NASA, por ejemplo? Porque es azaroso afirmar que “el 21 de diciembre de 2012, después de 25.625 años, nuestro Sol se alinea con el Sol central. El mismo día hay una alineación de los planetas después de 5.125 años y termina el calendario maya, tallado en piedras. Entonces hay varias cosas que van a pasar…”. Si esto no ha sido consultado con la NASA o sus equivalentes en India, China o Rusia, pensamos que el calculista es alguno de los nuevos funcionarios del Servicio Exterior o un yatiri, lo que es para echarse a temblar. ¿Qué discurso nos tendrá preparado el Canciller para el 22 de diciembre cuando ni los soles ni los planetas ni los meteoritos se hayan alineado y sigan en el mismo despelote cósmico?
El Canciller está utilizando un leguaje críptico, como es habitual en él -recuérdese la oración de Ghandi a S.E.- pero no sabemos si es por una estrategia o por supina ignorancia. Porque esta vez, con eso de que los collas dominarán al resto levantando la wiphala, está yendo muy lejos. Que sepamos los presuntos “guerreros del arco iris” sólo han podido conquistar Pando en toda su historia y sólo porque Pando fue traicionado desde dentro. Si hacemos memoria, los “guerreros del arco iris” no han sido hombres muy aguerridos que digamos. Bochincheros, sí; combatientes, no. Es peligroso confundir una revuelta callejera con una guerra internacional.
“No debemos de sentirnos mal cuando nos dicen colla”, dice el diplomático profeta. En ese lenguaje críptico se deja entrever -entre soles, planetas y meteoritos- que el Canciller anuncia el próximo dominio de aymaras y quechuas sobre el resto del país. Eso, que es racismo de alto vuelo, se está poniendo en marcha, en efecto, desde el primer día del gobierno del MAS. Pero vaya que es complicado el asunto, porque, tomado Pando a medias y con engaño, quedan todavía Santa Cruz, Beni y Tarija, además a los andinos mestizos y blancos en toda la República, que no están incluidos como legionarios de los “guerreros del arco iris”.
Con razón o sin ella, don Augusto Céspedes, el “Chueco”, denominó al presidente Daniel Salamanca como el “metafísico del fracaso”, responsabilizándole por los descalabros bolivianos en la campaña militar contra Paraguay. No vaya a ser que David Choquehuanca pase a la historia como otro “metafísico del fracaso”, por culpa de la deficiente gestión diplomática que está llevando a cabo, donde, si se mira objetivamente, todos los empeños que Bolivia ha emprendido se constituyen en un conjunto de frustraciones que no se detiene.
Pero, aún mucho más, cuando su lenguaje críptico, su metafísica, su esoterismo, y sus profesías -todo ininteligible- apuntan a desatar resentimientos y quién sabe si a enfrentarnos entre bolivianos, por un racismo trasnochado que él y S.E. dicen combatir con leyes absurdas que ellos son los primeros en violar.
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